La adecuada respuesta y recuperación de los pacientes con COVID-19 está estrechamente relacionada con su nivel de hidratación, por lo que quienes presentan síntomas leves, están estables, no tienen comorbilidades y no requieren hospitalización deben complementar su tratamiento con suero oral de grado médico avalado por COFEPRIS y la Secretaría de Salud a base de electrolitos, agua y glucosa para reponer el líquido y los minerales que se pierden a causa de la fiebre, tos, flemas, diarrea y transpiración.
El doctor. Miguel Ángel García, experto en Medicina Preventiva y Control de infecciones del Instituto Nacional de Salud Pública, destacó que una buena hidratación es clave para preservar las funciones vitales y ayudar al organismo a combatir el nuevo coronavirus que, de acuerdo con la Secretaría de Salud, reporta hasta el momento 150,264 casos confirmados y 17,580 fallecimientos.
“Un adulto que tiene fiebre de 39°C y sudoración puede perder hasta 900 mililitros (ml) de líquido por día. Si además hay tos y flemas, se pierden 90 ml adicionales. Si a esto añadimos posible diarrea y la falta de apetito/gusto por el agua, las posibilidades de deshidratarse aumentan”, explicó.
El experto en control de infecciones recordó que el COVID-19 ocasiona fiebre, tos seca, flemas y en algunos casos diarrea que, sumados a las variaciones en el ritmo de la respiración, pueden favorecer la deshidratación. Si esto ocurre las secreciones respiratorias se espesan, se dificulta su expulsión y pueden sobrevenir complicaciones como neumonía.
A este respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) liberó recientemente un reporte que detalla la incidencia de los síntomas. El informe señala que de un total de 55,924 pacientes confirmados por laboratorio 87.9% tuvo fiebre; 67,7% tos seca; 38.1% fatiga; 33.4% flemas, 18.6% dificultad respiratoria, 13.9% dolor de garganta, 13.6% dolor de cabeza, 14.8% malestar muscular, 5% náuseas y vómito, 4.8% congestión nasal y 3.7% diarrea.
Ese mismo organismo estima que 80% de las personas contagiadas no requerirán tratamiento hospitalario y que solo una de cada cinco presentará un cuadro grave. Los casos leves deberán recibir tratamiento sintomático, aislarse en casa, seguir medidas higiénico-dietéticas y reponer los líquidos y electrolitos que se pierden a través de fiebre, tos, expectoración, sudor y diarrea.
“La deshidratación causa sed, fiebre, mucosas secas, disminución del volumen de la orina y/o coloración oscura, aumento en el ritmo cardíaco, cansancio y confusión. Para evitarla los pacientes con COVID-19 deben ingerir entre 60 y 120 ml de agua cada 15 minutos. También pueden beber electrolitos orales con glucosa para contrarrestar la deshidratación causada por fiebre, tos o diarrea”, indicó Guadalupe Montes Casillas, licenciada en Nutrición Clínica y Maestra en Ciencias de la Salud por el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Se recomienda cuidar el aspecto nutricional e ingerir alimentos naturales. La American Society for Parenteral and Enteral Nutrition (ASPEN) aconseja adecuar la ingesta de carbohidratos (cereales integrales, tubérculos, leguminosas) y proteínas (alimentos de origen animal) para evitar la posible degradación del músculo por convalecencias que en promedio abarcan 14 días.
“Hay que buscar un balance entre nutrición e hidratación, sugieren los especialistas. Las personas con Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) deben tener un seguimiento, pues son considerados población de riesgo para COVID-19”, añadió la nutrióloga.
En México 75.2% de la población tiene obesidad o sobrepeso, 8.6 millones diabetes y 15.2 millones hipertensión, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018.